Esta publicación, del grupo del departamiento de Cirugía y Cáncer del Imperial College London, del 27 de febrero en el Lancet, plantea, partiendo de la posible inhibición de los mecanismos de endocitosis mediados por clatrinas y así inhibir la infección celular por parte del virus, la utilidad de ciertos fármacos para el tratamiento de los pacientes con COVID-19 grave, sujeto como es lógico a tests clínicos apropiados.
Los fármacos propuestos, de la familia de los numb-associated kinasa (NAK), son el baricitinib, ruxolitinib y fedratinib. Todos ellos son potentes inhibidores selectivos JAK, aprobados para la artritis reumatoide y la mielofibrosis, y parece que podrían tener un rol, como potentes anti-inflamatorios que son, para atenuar la tormenta de citokinas, que se ha observado en los pacientes graves por COVID-19.
De ellos el baricitinib parece plantear una serie de ventajas por su posología (oral), menos efectos secundarios y la poca afinidad para la unión a proteínas en plasma, con mínima interación enzimática (Citocromo P450) y transportadores de drogas, pudiendo combinarse potencialmente con antivirales (lopinavir-ritonavir y remdesivir).
Este artículo es interesante, porque plantea una posible diana terapéutica más contra el SARS-Cov-2.
Se necesitarán estudios más adelante para investigar sobre ello.